jueves, 23 de septiembre de 2010

Bienvenida LA RUSA DE BARACOA !

Quiero darle la bienvenida e invitarles a un nuevo blog que encontrarán desde ahora en la lista de mis blogs preferidos : LA RUSA DE BARACOA. (El blog de Camilo Hernández)
Su autor nos dice a modo de introducción :
Este blog también pudo haberse llamado "De los chinos de Zanja" o "De los polacos de la calle Muralla", o cualquier otra de las tantas comunidades e individuos que han errado (en el sentido de vagar, pero también de equivocarse) por medio mundo buscando lo que en ningún lado venden: sosiego para seguir viviendo. Qué problema es el sosiego: benditos los que se van con propósitos tangibles como hacerse millonarios o ser famosos, porque su éxito o fracaso es fácil de medir. El sosiego es volátil: se me escapa cada vez que me asomo a mi balcón en Caracas y veo el terror en que vivimos y lo recupero con sólo mover los ojos un poco al norte, y trepo con ellos la pared verde de la montaña que me separa del mar. Y vuelvo a perderlo cuando entiendo que, por más que me resista, terminaré yéndome a buscar el sosiego en otra parte.

lunes, 20 de septiembre de 2010

¡ Bisturí, por favor !

Joaquín María Albarrán Domínguez (1860-1912).
Quien se aventura por la rue Solférino de París, descubre con facilidad en la fachada del numero 2 bis, una placa de mármol con la siguiente inscripción en francés :
Aquí vivió el cirujano Joaquín Albarrán (1860-1912), profesor de la Facultad de Medicina.”


¡Albarrán! : esas tres sílabas evocan una de las figuras más impresionantes y extraordinarias que ha conocido nuestra generación.” En esos términos escribió su colega el profesor Fernand Widal.
Este sagüero por nacimiento y raíz vio la luz el 9 de marzo de 1860 y sus coterráneos son conscientes de la importancia de sus aportes a la medicina mundial.
Parte de sus estudios primarios se transcurrieron en el Colegio de los Jesuitas de Belén, durante un período convulso entre la metrópolis y la colonia cubana que desataría las tensiones en una “Guerra de Diez Años”. Pero la familia de Joaquín, para librarlo en cierta manera de esta contienda, decidió enviarlo a continuar sus estudios a Barcelona.
En la Ciudad Condal, el alumno de 19 años, obtuvo la licenciatura en medicina y, más tarde, el doctorado en la Universidad de Madrid. Pese a tantos títulos tempranamente alcanzados, el joven Albarrán decidió trasladarse a París, con el objetivo de completar los conocimientos que le llevarían a ejercer en Cuba. Pero en 1883, justo en el término de un nuevo ciclo de estudios, el insistente reclamo de sus profesores, lo retendrán definitivamente en París.
En apenas cinco años, Albarrán se convertirá en interno de los servicios del Dr. Félix Guyon, fundador de la urología, especialidad a la que el médico cubano decide consagrar su carrera. La publicación de su voluminosa tesis sobre “El Riñón de los urinarios”, en 1889, será el primero de una serie de 221 trabajos científicos que abarcaron y renovaron todos los aspectos de la insipiente especialidad de urología.
Dentro de su perpetua formación, el doctor cubano se interesó por la bactereología y el profesor Joseph Grancher, esposo de Rosa Abreu, lo introdujo en el prestigioso laboratorio de Louis Pasteur de la rue d’Ulm.
En 1906, cuando es designado unánimemente catedrático de las enfermedades de las vías urinarias, el profesor Albarrán ya beneficiaba de una inmensa reputación : desde 1890, era jefe de clínica en el hospital Necker; además, sus obras mayores sobre los tumores de la vejiga y del riñón, así como sus exploraciones de las funciones renales, se habían publicado y traducido en varios idiomas.
A partir de 1897, se podía decir que un operado no debía morir por insuficiencia renal. En efecto, ese año, el galeno cubano presentó a la Academia de Medicina la llamada “uña de Albarrán”, resorte que se adaptaba al citoscopio y que permitía sondear los uréteres, dirigiendo fácilmente el catéter hasta el riñón.
Albarrán impresionó y cautivo a todos por su ciencia y su personalidad. El profesor Cathelin, uno de sus biógrafos escribió : “fue grande por el corazón como por el espíritu... Fue ciertamente el cerebro más lúcido, más claro, más límpido y más sintético que jamás he conocido”.
Cuantiosos jóvenes graduados de diferentes naciones venían al hospital Necker, atraídos por el renombre del médico cubano y con el deseo final de especializarse en urología. Incluso desde Cuba vino el doctor Manuel Ramírez Cruz (1888-1957), quien fue médico interno en dicho hospital, para luego pasar como urólogo de la escuela de Albarrán en la ciudad de Cienfuegos.
En Sagua la Grande, el hijo predilecto tiene un monumento en el cual están grabadas las palabras que Joaquín Albarrán dedicó al Fígaro de La Habana, en ocasión de un viaje que realizó a Cuba en 1890 : “Si los azares de la vida me han hecho adoptar por patria a la gran nación francesa, nunca olvido que soy cubano y siempre tenderá mi esfuerzo a hacerme digno de la tierra en que nací”.
Joaquín Albarrán y su segunda esposa Carmen de Sanjurjo Ramírez.
Sus palabras no fueron vanas. Poco antes de morir en Arcachon, el 17 de enero de 1912, dispuso que su toga y todas las medallas de reconocimiento obtenidas a través de su carrera se conservarán en Sagua; perenne testimonio de afecto y agradecimiento a un pueblo y a una isla que siempre estuvieron unidos a su destino en la capital francesa.
Acta de defunción de Joaquín Albarrán.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Hojas de prensa para la historia de Cuba. Un suplemento de "Memorandum Vitae."

Les invito a que visiten el nuevo suplemento de Memorandum VitaeHojas de prensa para la historia de Cuba.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El guerrero himno olvidado de Carlos Manuel de Céspedes y las estrofas censuradas a Perucho Figueredo.

El mismo año en que Perucho Figueredo compuso nuestro actual Himno Nacional, el protagonista del Grito de Yara, lleno de ardor y exaltación patriótica, compuso, justo después de la toma e incendio de Bayamo, otro himno que tituló: Himno Republicano.
Quizás, el Padre de la Patria tuvo la esperanza de que sus versos se popularizaran, cosa que no sucedió. Y como verdadero “hit parade” el himno de Peruchín se difundió.

Himno Republicano

¡ A las armas, valientes cubanos !
¡ Despectad ! Ya retumba el cañón,
y a los golpes del rudo machete
brame herido el hispano león.

¡ A las armas ! Seguid de Bayamo
la cubana bandera triunfal,
que Bayamo con mano de bronce
arrancó de su suelo el dogal.

¡ Al combate ! ¡ A las armas ! que España
ve en América su último sol.
¡ Al combate ! ¡ A las armas ! no quede
en la patria un soldado español.

En la patria el soldado combate
por ser libre, con noble furor...
pero en Cuba, ese mismo soldado
sirve al trono del duro opresor.

Allá rompe la dura cadena ;
acá, impone cadena servil ;
libertad para España, y a Cuba
un gobierno despótico y vil.

Para alzar la compacta trinchera
nuestra Cuba sus cedros dará,
y aprestando la mecha encendida,
artillero el patriota será.

Por profundo rencor adorado
el cuchillo de acero arbolad,
y en los potros soberbios tendidos
con sus cascos los cráneos pisad.

Volad, pueblos de Cuba, a las armas,
de la patria a la enérgica voz,
y en lugar de los haces de espigas
las gargantas segad con la hoz.

Que la virgen desdeñe al amante
que no vuele a la lid con valor ;
que la madre coloque en la mano
de su hijo el puñal vengador.

Carlos Manuel de Céspedes, 1868.

Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo (1819-1874).

El actual Himno Nacional cubano, con letra y melodía de Perucho Figueredo, se oficializó en 1940, es decir, cuarenta años después de la independencia cubana. Para la ocasión se suprimieron las cuatro últimas estrofas, evitando herir la sensibilidad del pueblo español.
He aquí la versión completa de la composición que comenzó llamándose La Bayamesa o Himno de Bayamo y que muchos de los cubanos desconocen totalmente.

Himno Nacional

Al combate corred, bayameses,
que la patria os contempla orgullosa.
No temáis una muerte gloriosa,
que morir por la Patria es vivir.

En cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido.
¡A las armas valientes corred!

No temáis; los feroces iberos
son cobardes cual todo tirano
no resiste al brazo cubano
para siempre su imperio cayó.

Cuba libre; ya España murió
su poder y orgullo do es ido
¡Del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred!

Contemplad nuestras huestes triunfantes
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyeron vencidos
por valientes supimos triunfar.

¡Cuba libre! Podemos gritar
del cañón al terrible estampido
¡Del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred!

Letra y música de Perucho Figueredo, agosto de 1867.


Partitura de La Bayamesa con su texto integral. Hága click para ampliar la imagen.